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Burnout laboral: detectando y combatiendo el estrés en el trabajo

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7 minutos de lectura
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La competitividad e inseguridad laboral así como las exigencias del mundo empresarial, los cambios acelerados del ritmo de vida y las condiciones desfavorables en algunos sectores, acaban generando angustia, agotamiento emocional, trastornos del sueño, trastornos alimenticios, y otras dolencias físicas y emocionales en la salud de los trabajadores.

El burnout laboral, también conocido como desmoralización o agotamiento profesional, ha sido reconocido oficialmente como síndrome por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde su registro como enfermedad laboral no ha dejado de extenderse, pero ¿qué es exactamente, cuáles son sus causas y síntomas?

¿Qué es el burnout laboral?

En 1974 Herbert Freudenberger introdujo el concepto burnout definiéndolo como “una sensación de fracaso y una agotada existencia”, provocada por la frustración y la sobrecarga de recursos, que rematan la fuerza espiritual y física del trabajador.

Actualmente, se puede definir como un síndrome provocado por el estrés laboral continuado que termina convirtiéndose en crónico. Los trabajadores que lo padecen sufren un estado de cansancio mental y físico completo, que llega a afectar a su autoestima, personalidad y forma de trabajar.

Además, pierden el interés por los objetivos de la empresa y adoptan una actitud negativa hacia su puesto de trabajo. 

No obstante, el estrés laboral no es sinónimo de burnout, pero sí tiene una relación directa. Por lo general, es normal tener épocas de mayor estrés en el trabajo.

Pero si este desgaste o estrés se prolonga en el tiempo, y no existe un margen de recuperación que permita al individuo retomar la calma y el control sobre su cuerpo y mente, puede acabar padeciendo el síndrome de agotamiento profesional.

¿Quién sufre de burnout en el trabajo?

Aunque parezca que hemos dejado los roles de género atrás, los trabajadores que más están sufriendo burnout son las mujeres que realizan sus funciones en remoto, ya que están asumiendo las mayores responsabilidades en cuanto al cuidado de los hijos. De hecho, las madres que trabajan tienen un 28% más de probabilidades de sufrir agotamiento laboral que su contraparte masculina.

En cuanto al trabajo que no es remoto, se ha observado un mayor sentimiento de burnout entre los trabajadores racializados, que están experimentando más preocupaciones y estrés por miedo a perder sus trabajos, tanto por su alta presencia en puestos de trabajo con mucha rotación de personal como por la discriminación institucionalizada. También sufren más burnout, por razones obvias, aquellos trabajadores que son víctimas del mobbing laboral.

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Principales síntomas del síndrome burnout 

El síndrome de burnout se suele identificar mayormente, en profesionales que tienen una relación directa con el público. No obstante, puede surgir en cualquier sector, aunque hay un mayor riesgo de padecer esta dolencia cuando existen discrepancias entre las esperanzas del individuo y la realidad de las funciones.

Entre sus principales síntomas destacan: 

Agotamiento físico y mental 

El individuo sufre una pérdida paulatina de energía, que acaba afectando a su físico y mente. Las principales señalas de agotamiento físico son: fatiga crónica, dolores de cabeza y músculos, insomnio, pérdida de peso, desórdenes gastrointestinales, dolores en el pecho, hipertensión, resfriados recurrentes, aparición de alergias, etc.

Por su parte, la ansiedad y la depresión son las protagonistas de los cuadros severos del agotamiento mental. El burnout se nutre de la irritabilidad, frustración, distanciamiento afectivo, desorientación y aburrimiento.

Cinismo organizacional 

El agotamiento profesional produce un cambio en el comportamiento de los trabajadores. Suelen adoptar una actitud pasiva y apática con respecto a los objetivos de la compañía, reducen su compromiso y activan su lado pesimista, sarcástico y hostil. La irritabilidad y el aislamiento se convierten en contextos habituales dentro de la cotidianidad laboral.

Declive de la productividad 

A causa de la fatiga corporal y la actitud negativa del trabajador, la productividad de la empresa se ve dañada. La desmotivación que genera el descontento con el entorno laboral provoca una ausencia de la realización de las tareas, los olvidos se vuelven frecuentes y la apatía generalizada dificulta la concentración.

Factores que influyen en el desarrollo del burnout 

El agotamiento profesional no tiene una única causa, sino que suele ser el resultado de muchos factores que repercuten a la salud del trabajador. Generalmente, suele aparecer en personas con turnos laborales y horarios que afectan a sus condiciones biológicas, personales y emocionales.

En consecuencia, alteran los ritmos cardiacos, los ciclos del sueño, los patrones de temperatura, el ritmo de adrenalina y la conciliación familiar. Por otro lado, en las épocas de crispamiento y crisis el burnout puede surgir de forma insidiosa y clínica en los grupos de alto riesgo de desempleo y vulnerabilidad, como son los jóvenes, mujeres y las personas mayores de 45 años.

Aunque no existe un pacto claro sobre la influencia de la antigüedad profesional, algunos expertos apuntan a una relación directa entre las personas más experiencia, puesto que con los años se origina un desasosiego con el puesto de trabajo.

Las malas relaciones interpersonales entre los miembros de una organización, el salario insatisfactorio, las estrategias empresariales que reducen la presencia de las funciones de los empleados y la nula retroalimentación, son otros factores de riesgo en el entorno laboral que pueden acabar desembocando en el síndrome de agotamiento laboral. 

Acciones para prevenir el burnout laboral

Para conseguir prevenir el desgaste profesional las empresas deben desarrollar estrategias a largo plazo. En primer lugar, es crucial brindar información sobre el síndrome de burnout, sus síntomas, causas y consecuencias principales. De este modo, resulta sencillo detectarlo a tiempo y revertir los primeros signos de estrés.

Por otra parte, los líderes de equipos tienen que evitar la sobrecarga constante de tareas, esforzarse en equilibrar las funciones de los empleados y vigilar las condiciones del ambiente laboral. Además, los horarios tienen que ser flexibles, así, se evita el desgaste físico y mental, permitiendo una mejora de la organización familiar y personal.

Los profesionales deben anticiparse al desasosiego y abogar por potenciar sus habilidades y competencias, reclamando a las organizaciones mayor formación, materiales y recursos para facilitar su trabajo.

¿Cómo combatir el burnout o agotamiento profesional?

El síndrome de agotamiento profesional afecta a muchas áreas de la vida, por lo tanto, es fundamental combatirlo desde tres niveles: individual, grupal y organizacional. A nivel individual, los encargados de la gestión humana tienen que implantar acciones de apoyo y asistencia a la salud mental, como la autoevaluación o la conversación con los empleados sobre sus necesidades emocionales.

Por su parte, a nivel grupal, se tiene que potenciar el apoyo social entre el equipo de trabajo. De esta forma, es conveniente romper el aislamiento abogando por la presencialidad, mejorar los procesos de socialización, promover políticas de integración, reuniones de equipo, etc.

En cuanto al nivel organizacional, es crucial eliminar o disminuir los elementos que fomenten el estrés. Para ello, se pueden instaurar políticas de descentralización de la toma de decisiones, ofrecer mayor independencia a los empleados, crear promociones de forma interna, apostar por sueldos competitivos, etc.

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¿Qué es la carga de trabajo y qué tiene que ver con el burnout laboral?

La carga de trabajo puede ser física o mental, dependiendo del tipo de actividad que desarrolle el trabajador. Cuando es física estamos hablando de consecuencias como dolor físico, pero esto también puede suceder a personas que estén en oficinas, por culpa de tener siempre la misma postura al trabajar, por ejemplo.

A causa del teletrabajo improvisado y forzado, la comodidad del puesto de trabajo se ha visto comprometida, y esto ha afectado a la salud física de muchos empleados que no han tenido las condiciones adecuadas para trabajar desde casa.

La carga de trabajo mental

Si la carga de trabajo mental, que es la que implica todo lo que no es esfuerzo físico, es demasiada, puede tener consecuencias devastadoras en los empleados.

Empezando por el estrés laboral y el burnout, también puede conllevar una reducción drástica de la productividad, más errores, ansiedad, depresión, conflictos con compañeros de equipo, mal clima laboral y muchas más.

Sin embargo, lo más frecuente es que los empleados que tienen demasiadas tareas y hacen malabares para finalizarlas todas, trabajen más de la cuenta y hagan horas extras continuamente, y esto les priva de hacer un descanso que les permita desconectar del trabajo.

La carga de trabajo en la Prevención de Riesgos Laborales

La carga de trabajo, tanto mental como física, está directamente relacionada con el riesgo psicosocial, la ansiedad, el estrés o la depresión, y es por esto por lo que se tiene que tener en cuenta en la Prevención de Riesgos Laborales.

Indicadores para medir la carga de trabajo

Hay muchas maneras de valorar la carga de trabajo de uno o más empleados, pero son cuatro las que más se utilizan en las empresas:

  • Escala de Cooper – Harper. Se trata de evaluaciones que tienen en cuenta la dificultad del trabajo del 0 al 10, pero este juicio no es objetivo.
  • Swat (Subjective Assessment Technique). Los tres factores de la carga de trabajo aquí son el tiempo que suponen, el esfuerzo mental que implican y el estrés que provocan al trabajador.
  • NASA-TLX (Task Load Index). Es parecido al anterior, pero se le añaden el rendimiento y el nivel de frustración de la carga.
  • Workload Profile. Este simplemente considera la cantidad de recursos necesarios, relacionados con la carga mental.

Si lo que necesitas son los indicadores que se tienen en cuenta a la hora de considerar la carga de trabajo, más que las estrategias para valorarla, deberás saber que los más comunes son:

  • La descripción del puesto de trabajo, que nos dará información sobre las características del trabajo y los objetivos del puesto.
  • El organigrama de empresa, que nos aportará una visión de la estructura jerárquica y la relación con otros departamentos para así poder saber de dónde vienen todas las tareas que tiene que ejecutar el trabajador.
  • La evaluación del desempeño, que nos mostrará cómo está gestionando el volumen de trabajo el empleado, y nos ayudará a detectar sesgos.
Periodista especializada en seguros, tecnología y gestión del talento humano. Graduada en Periodismo e Información y Documentación por la Universidad de Murcia (UMU) y con un Máster de Marketing Digital, cursado en ENAE Business School. Apasionada del posicionamiento de marca.

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